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martes, 20 de octubre de 2009

la familia*

*. cuento no tan corto, escrito por partes.

I. matriarcado

- Bueno doctorcito, me parece útil, para que me entienda mejor, contarle la historia de la familia -de mi familia - ; Me parece que le dicen matriarcado a ese tipo de familias, grandes y en su mayoría dirigidas por mujeres, las famosas abuelas.

Las abuelas.

Mi abuela, como la recuerdo, siempre fue vieja. No arrugada ni encorvada, simplemente vieja.
De familia tradicionalista y muy apegada a las buenas costumbres, por lo menos en los relatos que logré escuchar y ahora puedo recordar.
Bueno, decir que mi abuela solo fue eso, es como quedarse en la puerta de entrada del teatro, a l ahora de la función. Ella era todo un show.
No se por qué la admiraba tanto y me ponía tan contento la idea de verla, aun ahora, mas de cincuenta años después, no lo entiendo bien.
Aunque todos sus hijos decían que tiene un caracter de cuidado, para mi era la mejor de las personas, con lios y problemas encima.
En aquellas épocas de principios del siglo pasado, en las que la gente no tiene más cosa que hacer que pasar en la casa, trabajar un poco y tener hijos, ella tuvo ocho, si no me falla la memoria.
Todos con su pequeña e impresionante historia, pero ya se hablará de eso en su momento.

Como toda ascendiente de migrantes, acabó en un país extranjero - con pedido de residencia legal y todo-, rodeada de lujos que nunca tuvo, y añorando la ciudad donde nació, aunque para esas alturas no tenía ya ningún conocido vivo entre sus paredes.

Mucho, mucho tiempo antes de salir al país extranjero, pudo - como pocas- asistir a la escuela, donde como parte de la educación de las monjitas recibió instrucción en corte y bordado, que fue lo que mucho tiempo después al quedares viuda por un accidente ( en el que a parte del marido se perdió toda la inversión en el negocio) mantuvo a al a familia con algo que llevarse a la boca todos los días.

Da mucho orgullo poder ganarse la vida con lo que hacen nuestras propias mano, sabe doctor?

Iba ya a empezar con las historias de mi abuela, pero pensandolo bien, se me está quedando una parte importante:
Yo, como todo el mundo tengo dos abuelas.
La otra, que para coincidencia a la época en que nací también era viuda, era más seria y menos requerida para mi corta vista de niño.
Puede ser debido a que estaba más cerca y siempre al alcance los fines de semana, en las grandes reuniones familiares, que ahora ya no se ven, una porque las familias no se reunen como antes, y otra porque las familias de hoy raras veces pasan de cinco pelagatos, abuelos incluídos.

Recordando a mis dos abuelas, me parece gracioso ver las diferentes influencias que tuvieron en mi, en cosas que hasta hoy no había caído en cuenta.
La una nunca tuvo un trabajo más que la casa. Afortunadamente la muerte de mi abuelo la dejó con una pensión vitalicia, gracias al buen gobierno y a la obligación de afiliacción;
La otra trabajó toda su vida, como recuerdo, en los días de vacaciones, me despertaba y ya la podía mirar en su taller de costura, y en la noche cansado de jugar y curiosear, ella seguía ahi sentada, dandole a las puntadas.

La una, hasta donde se, no le encantaba la cocina, pero siempre cocinaba; La otra, que se enorgullecía de poder preparar excelentes muestras de la cocina tradicional, pero solo en ocasiones especiales, ya que para el resto de días estaban las hijas, mientras ella cosía en su taller.

La una delgada y casi siempre en movimiento, la otra corpulenta, sentada y dando siempre putadas a su labor.

La una siempre lista las mañanas para ir a la iglesia, la otra siempre agradeciendo a dios que aun tenga un trabajo que hacer.

Las dos, siempre con una amplia sonrisa para recibir a la tira de nietos, ya que , valga recalcar, la otra tambien tuvo ocho hijos.

- Esas, doctor, eran mis abuelas. que le parece?
- Mmmm, bueno, como para empezar está bien... parece que me estoy interesando. Cuenteme más por favor.

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(continuará)

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