Edward se había dado cuenta luego de su primera semana de escuela, que los otros niños no podían escuchar sus pensamientos realmente, no era solo que lo ignoraran. Para comunicarse debía "decirles" las cosas.
También entendió por que muchas veces era ignorado en su casa, y por que todos se quejaban de que sabía más de lo que debía, como si ellos no le hubieran contado todas esas cosas sin abrir la boca.
Cuando intentó decírselo a su maestra, sin palabras, por supuesto, ella solo le gritaba -¡ pero hábleme!!, no se que de ahí parado mirándome como mudo!.
Cuando empezó a tartamudear una respuesta, recibió un golpe de regla en la mano, y la orden de regresar a su banco a seguir con la tarea.
-Imbécil - pensó, esta vez agradeciendo que su profesora no pueda escuchar lo que él pensaba, de ella obviamente.
cuentos para llegar, leer en un minuto y largarse... te queda la vida para pensar y crear el tuyo.
*todos los cuentos son originales del autor del blog, y tienen derechos de autor.
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miércoles, 26 de marzo de 2008
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