La gente dice que cuando te toca la hora de irte, hay alguien que viene a buscarte. A mí desde niño me metieron en la cabeza que el que vendría a buscarme sería un demonio.
La primera vez que lo vi, pensé que era algo de publicidad para niños, y me acerqué con un poco de curiosidad. Cuando estaba a unos pasos y me di cuenta que me miraba fijamente, con una amplia sonrisa, se me fue la alegría y entró el miedo.
Me alejé casi corriendo.
A partir de ahí, lo encontraba todos los días, esperándome con su amplia sonrisa, mirándome fijamente. Tenía una gran cabeza calva, con unos pequeños cuernos gastados - en que gasta un demonio sus cuernos??, me preguntaba para mi mismo.
Siempre me miraba fijamente con su amplia sonrisa, y yo con cara de tristeza a veces, y de espanto otras, miraba hacia otro lado, y pasaba muy rápido.
Sabía a lo que venía.
Un día, apareció, sentado en la calle, como la mayoría de las veces.
Esta vez no sonreía. Por eso comprendí que la hora había llegado.
En contra de todo lo que pueda imaginar, mi cara dibujó una leve sonrisa, y acercándome, le acompañé en mi nuevo viaje.
Mas bien algo de mi lo acompañó, porque mi cuerpo quedó tirado en la vereda.
Sin ninguna sonrisa.
cuentos para llegar, leer en un minuto y largarse... te queda la vida para pensar y crear el tuyo.
*todos los cuentos son originales del autor del blog, y tienen derechos de autor.
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martes, 9 de diciembre de 2008
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