años

Toma una pequeña porción de la sustancia de un tubo, y lo coloca en su mano, justo en el monte que se forma donde empieza el pulgar. En la misma mano sostiene un pequeño espejo circular, con cubierta plástica bastante rayada. Se mira, gira un poco la cabeza para ver algún otro ángulo y encontrar algún defecto, y empieza con movimientos expertos, de la mano libre: toma una mínima cantidad de sustancia y la coloca en su rostro, la esparce observando atentamente en el espejo, hasta hacerla desaparecer con pequeños movimientos circulares. Sopla su dedo para eliminar el polvo que queda de residuo y empieza otra vez, en otro sector de su cara. Parece que está completamente concentrada en lo que hace, pero también mantiene un excelente equilibrio en su asiento, para no caer con los movimientos del vehículo, en las frenadas y aceleradas, o curvas.
Luego de la base va un poco de rimel, y por último, y con las justas, el labial brillante. Cuando baja de la unidad de transporte masivo, comúnmente conocido como bus, ha dejado atrás varios años, bien o mal vividos, pero años. Sí, se ve más joven. Se siente más joven? no lo puedo saber, pero si sigue el mismo ritual todos los días, debe ser porque la hace sentir bien. Juntamente con las otras mujeres que bajan en esa parada, que siguen el mismo ritual día a día, podemos sumar muchos años, que son los que quedan abandonados dentro de esa unidad de transporte, y si sumamos todas las de la gran ciudad, puede ser que lleguemos a sumar siglos?
Todos los años perdidos por una capa de maquillaje, que son los mismos que se vuelven a encontrar cuando regresa a casa y se los pone, limpiándose la cara con aceite para bebé.