El angelito de mamá regresó de la escuela muy contento, ni siqueira se demoró explorando el jardín como era usual, y entró directamente a la cocina, se sentó en su viejo banquito de madera, y alzando la mirada esperó que mamá le pregunte como siempre
-¿Como te fue en la escuela?. En lugar de la pregunta, mamá solo alcanzó a decirle de pasada
-hola m´ijito, estoy atrasada con el almuerzo.
La frustración que se siente a los 6 años, cuando acabas de aprender una palabra nueva - dicha por tu profesora favorita- y no la puedes usar, es grande, mas de lo que uno pueda imaginar.
Papá, él no fallaría. Siempre pregunta -¿Que tal? - Aunque no te mire.
El niño tenia ya ensayada como la diría, incluso que tipo de sonrisa iba a usar luego de decir la nueva palabra.
Papá llegó, entró, pasó, dijo
-Holas, tengo mucho trabajo, hoy no como hasta acabar- y se encerró en su estudio.
Así el resto del día todas las personas de la casa, incluída la señora Agripina, que nunca se perdía de averiguar cada cosa que había hecho él en la escuela, pasaron sin preguntar nada en lo que pueda usar su nueva palabra como respuesta.
Era ya la noche, casi hora de acostarse cuando salió al patio, desilusionado por los acontecimientos del día, por no poder decir a nadie su nueva -y sofisticada- palabra.
Se sentó en la grada del patio, rumiando su pena, cuando se acercó Titina, la perra vecina. La vieja mestiza se sentó frente al niño, movió la cola, soltó un ladrido y se quedó mirandolo con la lengua afuera.
Entonces el angelito iluminó su cara, esbozó una gran sonrisa, y luego de tomar una gran bocanada de aire gritó:
-ESTUPENDO!
cuentos para llegar, leer en un minuto y largarse... te queda la vida para pensar y crear el tuyo.
*todos los cuentos son originales del autor del blog, y tienen derechos de autor.
*todos los cuentos son originales del autor del blog, y tienen derechos de autor.
viernes, 12 de febrero de 2010
regreso al procesador de textos.
Durante un largo período me he sentido tranquilo y dentro de mi zona de confort, por lo tanto no he escrito nada. Creo es hora de exprimirme sicológicamente para sacarme de ese lugar, y volver a los cuentos.
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