Llegas a la ciudad, cualquiera sea su nombre, y te los encuentras. Zapatos atados por sus agujetas y colgados de cables de teléfono.
Pienso, -cables de teléfono?-
Quien aun los usa en ésta época?
Igual, ahi están balanceándose al viento, colgados en cables de teléfono.
Entras, caminas, observas, aprendes. Cuando te das cuenta, has vivido, has caminado... eres parte de la ciudad.
Sientes un ligero dolor en la planta de los pies, y cuando miras hacia abajo... obvio, estás descalzo.
Nadie sale de la ciudad de la furia. -Por lo menos sin zapatos.
cuentos para llegar, leer en un minuto y largarse... te queda la vida para pensar y crear el tuyo.
*todos los cuentos son originales del autor del blog, y tienen derechos de autor.
*todos los cuentos son originales del autor del blog, y tienen derechos de autor.
viernes, 19 de julio de 2019
sábado, 1 de junio de 2013
borradores
- ejercicio-
Era un elefante azul en un papel dibujado.
Que a un ratón, en el mismo papel, dibujado, temía.
Hasta que comprendió que el ratón solo un dibujo es,
en que empezó a temer al borrador.
Era un elefante azul en un papel dibujado.
Que a un ratón, en el mismo papel, dibujado, temía.
Hasta que comprendió que el ratón solo un dibujo es,
en que empezó a temer al borrador.
miércoles, 20 de marzo de 2013
el poder de la palabra
-ejercicio-
al inicio, algunas cosa ni siquiera tenían nombre, y otras se creaban inmediatamente después de inventar su palabra, casi como magia...
luz
tiera
agua
Virma espectante, se rascaba sus orejas puntiagudas, y esperaba una respuesta.
Mientras, a su alrededor seguian creciendo y apareciendo cosas nuevas, fruto de palabras dichas en otras regiones y en otras mentes
Árbol
hierba
flor
-Dilo, ¿que somos?
Mimi pensó un momento, en su cerebro recién creado, y lo comprendió de inmediato, tomó aire y soltó su palabra:
-¡Waroro!
nota.-
se nota la costra de óxido del tiempo sin escribir.
(swuahili.)
al inicio, algunas cosa ni siquiera tenían nombre, y otras se creaban inmediatamente después de inventar su palabra, casi como magia...
luz
tiera
agua
Virma espectante, se rascaba sus orejas puntiagudas, y esperaba una respuesta.
Mientras, a su alrededor seguian creciendo y apareciendo cosas nuevas, fruto de palabras dichas en otras regiones y en otras mentes
Árbol
hierba
flor
-Dilo, ¿que somos?
Mimi pensó un momento, en su cerebro recién creado, y lo comprendió de inmediato, tomó aire y soltó su palabra:
-¡Waroro!
nota.-
se nota la costra de óxido del tiempo sin escribir.
(swuahili.)
jueves, 19 de julio de 2012
pito y placa
(ejercicio)
Un pitazo.
Respira hondo y poco a poco reduce la velocidad y se detiene junto a la acera.
Respira hondo otra vez y putea por lo bajo al ver al Policía de Transito - .. estos yjueputsss.. ni siquiera iba a cincuenta.. seguro quiere para las colas.
Y justo ahora que me atrasaba. No, esto no puede ser, este me va a oir. Si, claaaro, cooomo no. Yo le voy a dar para las colas... para el santo y la limosna...
Mientras la autoridad cruzaba la calle hacia el vehículo detenido, una gota de sudor chorreaba por la espalda del presunto infractor, y el tiempo transcurria como en cámara lenta. Paso a paso se acerca el chapa al auto y milímetro a milímetro la gota baja hacia su trasero.
- ¡Caballero, buenos días!, me permite su licencia... pico y placa...
- ¡Iiiiii!
La gota fria llegó a su trasero.
Un pitazo.
Respira hondo y poco a poco reduce la velocidad y se detiene junto a la acera.
Respira hondo otra vez y putea por lo bajo al ver al Policía de Transito - .. estos yjueputsss.. ni siquiera iba a cincuenta.. seguro quiere para las colas.
Y justo ahora que me atrasaba. No, esto no puede ser, este me va a oir. Si, claaaro, cooomo no. Yo le voy a dar para las colas... para el santo y la limosna...
Mientras la autoridad cruzaba la calle hacia el vehículo detenido, una gota de sudor chorreaba por la espalda del presunto infractor, y el tiempo transcurria como en cámara lenta. Paso a paso se acerca el chapa al auto y milímetro a milímetro la gota baja hacia su trasero.
- ¡Caballero, buenos días!, me permite su licencia... pico y placa...
- ¡Iiiiii!
La gota fria llegó a su trasero.
miércoles, 18 de julio de 2012
los cuentos que no cuento
(ejercicio)
- A ver señoresss... vamos a hacer algo diferente este día. Reactivar las neuronas, aceitar la capacidad descriptiva, racionalizar en el papel: escribir. La práctica, señores. La práctica.
Atrapen sus pensamientos, los más profundos y los más superficiales. Hoy es día de extremos. Nada de medias tintas. ¡O blanco o negro, y si es negro que realmente sea oscuro, y si blanco, que brille!...
- Empezó el man- murmuraba Andrés a La Gordita , como le decían a Gina, mientras el Licenciado Cruz disertaba mirando a un cielo imaginario de la vetusta aula número 15 de la Universidad Nacional del Centro Norte. Imaginario, si. Real era la lámpara fluorecente que de vez en cuando perdía impulso y daba un espacio antes de volver a brillar. Universidades nacionales de presupuesto limitado. Si miras por toda la pared puedes encontrar los vestigios de las fallas de presupuesto y las comisiones de los encargados de turno, desde construcción hasta acabados.
(Muchos de uds habrán visto esa película mexicana Y tu mamá también. Empieza con una narración en off, con una voz que no es grave, no extremadamente grave, con un buen tono para este tipo de películas. Me parece el tono justo para acompañar a la parte que sigue de la historia:)
El licenciado Cruz, joven pero no tanto. Mas bien avejentado, lentes remendados relucientes y cabello desordenado, limpio pero desgarbado, triste pero insistente. Digamos alguien que quiere ser viejo pero no puede. Un ser completamente apto para desenvolverse en el campo universitario de las letras y los estudiantes que lo siguen por lograr una nota. Y que hoy lleva uno de sus mejores trajes, que a parte de pasado de moda no tiene ningún otro comentario.
Hijo único, libre de complejo de edipo hasta donde sabemos. Si, el licenciado Cruz. Un catedrático universitario en toda la extensión de la palabra.
... Extremos del extremo. Conclusiones explosivas. ¡Ideas cortantes! Vamos a pensar, a sentir, a sacar ideas, de las buenas y de las otras. Y a transmitiras en unas pocas palabras.
Tienen diez minutos para exponer su mejor cuadro. Extremo, contrasante, crudo y conclusivo. Van a contar los cuentos que nadie cuenta. Por los diez puntos de la nota final. Empiecen.
Un silencio sepulcral reina en la sala. Y es que luego de casi seis meses de pasarte hueveando en el BB, haciendo dibujitos, pasando papelitos, pensando en lo que falta por hacer, todo esto sin que al profe parezca importarle lo más mínimo, no esperas una bomba de este calibre.
- Y por favor señores y señoritas, portense a la altura, que ya no son niños de colegio. Su tiempo está corriendo.
Ahora el Licenciado no se veia tan joven, ni tan desgarbado, ni tan fuera de lugar entre los estudiantes a la moda con sus aparatos electronicos de comunicación. De pronto cobró todo sentido para los estudiantes la larga perorata y explicaciones casi no escuchadas durante la clase semanal.
Mientras cada uno de los alumnos agarraba su hoja de papel y lapiz, una sonrisa se dibujaba al recordar o inventar cosas realmente extremas: escapes, vivencias, historias de borrachos, amanecidas, muertes, vidas.
Historias que acababan cosas que nunca empezaron. Que iniciaban donde nunca lo hubieran hecho, a saltos, y a gritos. La impulsividad en su máxima expresión. Toda la vida vivida en los cuentos que nunca cuento.
Y mientras pasan los diez minutos, el licenciado Cruz madura ante los ojos de los alumnos a pasos de gigante. Si, se nota, son sus cuentos que nadie cuenta, completamente grabados en el subconciente de los alumnos.
...
- A ver señoresss... vamos a hacer algo diferente este día. Reactivar las neuronas, aceitar la capacidad descriptiva, racionalizar en el papel: escribir. La práctica, señores. La práctica.
Atrapen sus pensamientos, los más profundos y los más superficiales. Hoy es día de extremos. Nada de medias tintas. ¡O blanco o negro, y si es negro que realmente sea oscuro, y si blanco, que brille!...
- Empezó el man- murmuraba Andrés a La Gordita , como le decían a Gina, mientras el Licenciado Cruz disertaba mirando a un cielo imaginario de la vetusta aula número 15 de la Universidad Nacional del Centro Norte. Imaginario, si. Real era la lámpara fluorecente que de vez en cuando perdía impulso y daba un espacio antes de volver a brillar. Universidades nacionales de presupuesto limitado. Si miras por toda la pared puedes encontrar los vestigios de las fallas de presupuesto y las comisiones de los encargados de turno, desde construcción hasta acabados.
(Muchos de uds habrán visto esa película mexicana Y tu mamá también. Empieza con una narración en off, con una voz que no es grave, no extremadamente grave, con un buen tono para este tipo de películas. Me parece el tono justo para acompañar a la parte que sigue de la historia:)
El licenciado Cruz, joven pero no tanto. Mas bien avejentado, lentes remendados relucientes y cabello desordenado, limpio pero desgarbado, triste pero insistente. Digamos alguien que quiere ser viejo pero no puede. Un ser completamente apto para desenvolverse en el campo universitario de las letras y los estudiantes que lo siguen por lograr una nota. Y que hoy lleva uno de sus mejores trajes, que a parte de pasado de moda no tiene ningún otro comentario.
Hijo único, libre de complejo de edipo hasta donde sabemos. Si, el licenciado Cruz. Un catedrático universitario en toda la extensión de la palabra.
... Extremos del extremo. Conclusiones explosivas. ¡Ideas cortantes! Vamos a pensar, a sentir, a sacar ideas, de las buenas y de las otras. Y a transmitiras en unas pocas palabras.
Tienen diez minutos para exponer su mejor cuadro. Extremo, contrasante, crudo y conclusivo. Van a contar los cuentos que nadie cuenta. Por los diez puntos de la nota final. Empiecen.
Un silencio sepulcral reina en la sala. Y es que luego de casi seis meses de pasarte hueveando en el BB, haciendo dibujitos, pasando papelitos, pensando en lo que falta por hacer, todo esto sin que al profe parezca importarle lo más mínimo, no esperas una bomba de este calibre.
- Y por favor señores y señoritas, portense a la altura, que ya no son niños de colegio. Su tiempo está corriendo.
Ahora el Licenciado no se veia tan joven, ni tan desgarbado, ni tan fuera de lugar entre los estudiantes a la moda con sus aparatos electronicos de comunicación. De pronto cobró todo sentido para los estudiantes la larga perorata y explicaciones casi no escuchadas durante la clase semanal.
Mientras cada uno de los alumnos agarraba su hoja de papel y lapiz, una sonrisa se dibujaba al recordar o inventar cosas realmente extremas: escapes, vivencias, historias de borrachos, amanecidas, muertes, vidas.
Historias que acababan cosas que nunca empezaron. Que iniciaban donde nunca lo hubieran hecho, a saltos, y a gritos. La impulsividad en su máxima expresión. Toda la vida vivida en los cuentos que nunca cuento.
Y mientras pasan los diez minutos, el licenciado Cruz madura ante los ojos de los alumnos a pasos de gigante. Si, se nota, son sus cuentos que nadie cuenta, completamente grabados en el subconciente de los alumnos.
...
lunes, 9 de julio de 2012
comentarios de señales.
El cuento anterior, señáles surgió de una manera bien extraña, solo con un titulo cierto. Esperaba que la historia se desarolle a medida que la escribía en un par de minutos, pero a diferencia de otras ocasiones esta vez no tenia un fin concreto, ni siquiera una idea global de la historia. El protagonismo pasó de primer personaje de la historia al último en aparecer. Y no fluyó espontaneamente, estuvo forzado y tomó su tiempo. Me gusta el resultado final. Resultado de no escribir tan seguido? Puede ser. Problemas con la voluntad me parece.
señales
...
...
Mi estimada, (¿quedarían mejor dos puntos?)
...
...
Otra hoja arrugada que acaba en el tacho de basura.
Más que el tiempo poco a poco se terminaba la paciencia y faltaba la inspiración, y esto último hace un buen rato que no pasaba. Desesperante. También se terminaba el block de papel de lujo.
Miró hacia la ventana parcialmente abierta, por donde entraba una corriente de aire frio que a Juan le gustaba sentir.
La luna llena muy baja, brillante y amarillenta parecía una señal.
-Una señal! eso es! pensó Juan iluminado.
Estimada Lucía Antonia Sofía:
La luna...
Y así empezó la larga carta donde le contaba todas las señales que le indicaban las razones por las que debian estar juntos, por todas las veces que salieron y que le indicaban a Juan el porqué y el para qué él y Lucia debian estar juntos.
¡Que orgullo! Papel de lujo, tres hojas completas a triple parrafo de su completa inspiración. Si con eso no la conquistaba, nada lo haria.
Lucía también vio las señales.
¡Nunca dar su nombre completo otra vez! Que horror, y en papel de lujo, caligrafía clásica, con sus tres, ¡si! tres nombres en la solapa! Y escritas a mano. Punto a favor para Juan por es esfuerzo.
Y habian otras señales, si. Muchas otras. La espera que se sentía en la panza. Las risas, y sobre todo... sobre todo las miradas.
Pero no era Juan quien mandaba las señales.
Era el tonto ese que ni siquiera parecia darse cuenta que las enviaba.
¿Y las recibía?
Señales simples, señales sutiles, señales directas. Gritos desesperados. Bueno, no desesperados. Esperanzadores digamos. ¡Solo faltaba escribirselas en la frente!
Y es que como todo buen gil que se respete, Sebas, (Bastian para sus amigos) tambien enviaba sus propias señales: las risas, el tiempo, la espera, y si, sobre todo las miradas. Aunque para él no eran señales, eran risas, tiempo, miradas.
Una y otra vez, risas, tiempo, miradas. No siempre en ese orden. Si, para Sebas no eran señales. Eran realidades.
Por eso, en aquella noche de luna llena en que la amarilla y brillante esfera en el horizonte del estrellado cielo, le recordó los ojos de Lucía -Por lo brillantes, obvio - Sebas siguó las señales, señales adecuadas que siempre acababan llevandole hacia Ella:
TAXI.
CALLE 0-16.
PARE.
TIMBRE.
-Hola.
(mirada)
- ¡Hola!
(sonrisa)
(sonrisa)
(Rubor)
Miradas.
Si, Señales...
...
Mi estimada, (¿quedarían mejor dos puntos?)
...
...
Otra hoja arrugada que acaba en el tacho de basura.
Más que el tiempo poco a poco se terminaba la paciencia y faltaba la inspiración, y esto último hace un buen rato que no pasaba. Desesperante. También se terminaba el block de papel de lujo.
Miró hacia la ventana parcialmente abierta, por donde entraba una corriente de aire frio que a Juan le gustaba sentir.
La luna llena muy baja, brillante y amarillenta parecía una señal.
-Una señal! eso es! pensó Juan iluminado.
Estimada Lucía Antonia Sofía:
La luna...
Y así empezó la larga carta donde le contaba todas las señales que le indicaban las razones por las que debian estar juntos, por todas las veces que salieron y que le indicaban a Juan el porqué y el para qué él y Lucia debian estar juntos.
¡Que orgullo! Papel de lujo, tres hojas completas a triple parrafo de su completa inspiración. Si con eso no la conquistaba, nada lo haria.
Lucía también vio las señales.
¡Nunca dar su nombre completo otra vez! Que horror, y en papel de lujo, caligrafía clásica, con sus tres, ¡si! tres nombres en la solapa! Y escritas a mano. Punto a favor para Juan por es esfuerzo.
Y habian otras señales, si. Muchas otras. La espera que se sentía en la panza. Las risas, y sobre todo... sobre todo las miradas.
Pero no era Juan quien mandaba las señales.
Era el tonto ese que ni siquiera parecia darse cuenta que las enviaba.
¿Y las recibía?
Señales simples, señales sutiles, señales directas. Gritos desesperados. Bueno, no desesperados. Esperanzadores digamos. ¡Solo faltaba escribirselas en la frente!
Y es que como todo buen gil que se respete, Sebas, (Bastian para sus amigos) tambien enviaba sus propias señales: las risas, el tiempo, la espera, y si, sobre todo las miradas. Aunque para él no eran señales, eran risas, tiempo, miradas.
Una y otra vez, risas, tiempo, miradas. No siempre en ese orden. Si, para Sebas no eran señales. Eran realidades.
Por eso, en aquella noche de luna llena en que la amarilla y brillante esfera en el horizonte del estrellado cielo, le recordó los ojos de Lucía -Por lo brillantes, obvio - Sebas siguó las señales, señales adecuadas que siempre acababan llevandole hacia Ella:
TAXI.
CALLE 0-16.
PARE.
TIMBRE.
-Hola.
(mirada)
- ¡Hola!
(sonrisa)
(sonrisa)
(Rubor)
Miradas.
Si, Señales...
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