cuentos para llegar, leer en un minuto y largarse... te queda la vida para pensar y crear el tuyo.

*todos los cuentos son originales del autor del blog, y tienen derechos de autor.

miércoles, 17 de junio de 2009

sigo esperando

La pequeña sala de espera del consultorio del conocido Doctor se sentía abarrotada, aunque solo cinco personas la ocuparan.
Yo sentado en una esquina, trataba de pasar desapercibido y que nadie me incluya en la conversación.
Estaba la señora que llegó apurada, santiguandose y agradeciendo a Dios su buena serte, al ver solo 2 personas antes que ella cuando llegó. Tambien su acompañante, otra señora bastante parecida, con quien conversaba a intervalos regulares sobre un par de gallinas que tendrían que comprar para vender algo en el mercado.
La conversación inició con el señor sentado a mi lado, sobre cuanto ha tenido que esperar hasta ser atendido, y derivó hacia la historia del mayorcito que tuvo que esperar su turno igual que todos los presentes, como en cualquier consultorio de Doctor que se respete, y cuando le tocó el turno, estaba muerto.
-Si, muerto, ataque al corazón creo fue- decía la señora, -¿Usté se enteró?- preguntaba a otro de los esperantes.
-Si, ami tambien me contaron- respondió el aludido.
- Ahí mismo, en ese puesto de la esquina.
Así empieza una leyenda urbana, supongo, pensé para mis adentros, cuando comprendí que en ese mismo puesto de la esquina al que se referían, me hallaba yo.
Un frio helado corrió por mi espalda por un segundo, y traté de tranquilizarme un poco antes de cambiarme de puesto, comentando con todos - A mi no me gusta estar cerca de esas cositas...- .
Nadie dio muestras de haberme escuchado, o de haberme visto.
Solo miraban el puesto.
Ahí fue cuando decidí seguir , como hasta ahora, en mi puesto, del consultorio del concurrido Doctor: esperando por mi turno.
Aunque nadie me vea, ni siquiera el famoso Doctor.

martes, 2 de junio de 2009

cosecha madura

Zoestron descansaba con los pies sobre el panel de control, mientras con los ojos cerrados seguía la suave melodía de sonidos de ultra baja frecuencia, que generalmente usaba cuando viajaba por largo espacio en corto tiempo.
Una vez fijadas las coordenadas, había muy poco que se pueda hacer, en un monoplaza espacial, sobre todo si remolcabas un carguero de capacidad media, completamente vacío.
El viaje de regreso, ya con el carguero lleno, la historia sería diferente... - No habrá tiempo para una buena melodía,- pensó refunfuñando. -Todo sea por el trabajo-.
Le habían comunicado que la cosecha estaría ya en su punto, y lo único que debe hacer, como usualmente le encargaban, era llegar al planeta, recoger la cosecha en el carguero y regresarla sana y salva a casa, cobrar su bono y seguir en la oficina, hasta que haya otro cargamento.
El planeta cultivado había girado sobre su estrella principal por 4´000 000 ocasiones, es decir, la cosecha estaba en su punto.
Cuando estaba entrando al sistema planetario de la estrella amarilla, conocida por ellos como S.0-1, encendió el monitor para determinar en que zona empezaría la recolección, pensó que puso algún parámetro equivocado. Lo reseteó, peo la lectura no varió.
- mmm... - murmuró Zoes, (así lo llamaban sus amigos, y le gustaba pensar en ese apodo como su nombre). Bajó los palmeados pies del panel, puso toda su atención en el tablero de control y empezó un análisis minucioso.
Estaba ya en el planeta 5, contando desde afuera, ese que tenía unos anillos de roca girando, y le faltaba poco para llegar al octavo, el azul, donde debía realizar la recolección.
Ahora estaba clara la lectura. Al parecer el cultivo no se desarrolló bien, ya que la lectura mostraba una cantidad demasiado baja...aunque la atmosfera del planeta mostraba varios componentes que deberían haber estado en el producto, bien enterrados bajo la tierra.
- Ahora si, a aplicar los conocimientos que parecen inútiles en el centro de aprendizaje,- pensó. Encendió nuevos monitores, y recuperó los datos de la época de la siembra, y aunque los había hecho otro grupo, eran totalmente confiables. Los analizó, y decidió que todo estuvo bien.
Un factor externo afectó a la cosecha.
Ya estaba llegando al tercer planeta, y decidió investigar por su cuenta.
Control manual en la nave, luego de dejar el carguero estacionado en el satélite, se dirigió al planeta.
-mmm....- volvió a murmurar, mientras pensaba - ya me lo imaginaba... los insectos se comieron nuestra cosecha-.
Esos gusanos que ahora caminan erguidos, parece que se están acabando nuestro alimento...- mmm - fuera de todo pronóstico.
Un análisis más minucioso, le indicó que "comieron" no era la palabra adecuada.
-¡Que desperdicio!, dijo esta vez con palabras, aunque no tenga nadie cerca que pueda escucharlo.
Los gusanos estaban usando "su comida" para transformarla en objetos de uso, y en energía de la menos eficiente, por eso los sensores habían detectado tantos componentes de carbono en la atmósfera planetaria.
Requería una acción concienzuda e inmediata, tampoco era cuestión de regresar con las manos vacías, a parte de que por seguro, había perdido su bono.
Envió un reporte explicando la situación, pero, (ya se conocía muy bien a su jefe) también envió una muy buena solución.
El insecto invasor se había consumido casi dos tercios de la cosecha, y estaba extrayendo lo que quedaba a velocidades increíbles!.
Lo bueno de tener una nave bien equipada, aunque sea de modelo antiguo, es que tiene todo tipo de sensores y analizadores.
Con solo presionar un par de botones tuvo analizada completamente la estructura química de los seres del planeta.
Básicamente carbono, nitrógeno y agua. Perfecto. Los ingredientes básicos para una buena cosecha.
En un muy corto tiempo (aún no había dado siquiera una vuelta completa al planeta), recibió la respuesta.
"Proyecto aceptado".
Zoes pasó el control de dirección a automático, y caminó unos pasos a la parte posterior de la nave para sentarse sobre una pantalla de visualización con controles bastante rudimentarios. Tomó una de las palancas entre sus largos dedos, y la otra mano sobre un teclado básico.
La pantalla indicaba las concentraciones de individuos -Iaak! tantos insectos... pensaba Zoestron, aunque habiendo estudiado ciencias avanzadas, sabía que podían reproducirse a esas velocidades, siempre y cuando el planeta anfitrión resista...
-Bueno, empecemos.
Ya detectadas las más grandes concentraciones de individuos, se dirigió hacia allá, y diestramente, manejando la palanca y teclado, cubrió todas las zonas habitadas, de una capa de una sustancia resinosa, que teóricamente era impermeable, y perfecta para una fermentación de alta velocidad.
Una capa de 200 metros de resina cubrió todos los centros poblados.
Era bastante difícil de entender para los humanos que miraban desde tierra, como de una nave tan pequeña, pueda salir la gran cantidad de material que estaba sepultándolos, difícil de entender para los que no habían aprendido a crear materia orgánica desde componentes básicos y simples átomos, de los que el aíre tenía una gran cantidad, gracias a las emisiones de carbono.

Una vez completada la cobertura, Zoes, regresó a la parte frontal de la nave, y encendió un monitor, que indicó que el 100% de los centros poblados de insectos fue cubierto.

Ahora si, ¡listo! Con esta cantidad de materia orgánica, la cosecha será por lo menos el doble que la que venía a recoger, y solo es cuestión de esperar 2 ciclos!
Eso fue lo que le contó a su amigo Jonstron en el primer mensaje que envió de regreso. Y el bono sería mucho mayor.

Lo que aun no entendía, y aunque no lo puso en el mensaje, era, -¿Como simples insectos pueden desperdiciar tal cantidad de alimento para contaminarse y destruirse ellos mismos?Bueno, no deben tener el cerebro muy desarrollado-, pensó, mientras se alejaba de la tierra silbando una melodía de ultra baja frecuencia, y remolcando un carguero vacío